a ti te escribo,
maga indefensa de caricias,
este escrito envuelto en ruego
déjame ver tu manantial de belleza.

si las ninfas, fueran
corzas blancas*,
y los melancólicos,
fueran suspiros tenues,
juro dama hermosa
que sin duda, tendrías nombre de ninfa.

aquí te escribo sereno
ante el desparramo irracional,
de mi cariño hacia ti,
como león enjaulado
en cárcel de mimbre.
me tienes temeroso
con tu amor de sirena.

ahora suspiro al caer
rendido en el caos de mi corazón.

espinas molidas en fuego
diagraman tu contorno,
y así maltrato mi mente,
para tratar de olvidarte
pero es imposible
te juro que lo he hecho.

así que bien, para despedirme
te escribiré, con la ultima gota de mi sangre
un te amo, enajenado en besos
y un pequeño trozo de mi alma poeta.

te dejo para siempre, mi estrella fugaz.


*Corzas blancas, alusión a la leyenda de las corzas blanca de Gustavo Adolfo Becquer.